
Si veo a alguien que tiene los muñecos de la infancia impecables, pienso enseguida que esa persona no los disfrutó a full. En cambio, cuando los veo despintados, tal vez sin un brazo o una pierna, me doy cuenta que ese juguete fue valioso, que se le "sacó el jugo". ¿Y qué mejor que éso para un niño?
En pleno auge de la época dorada de Guillermo Vilas y José Luis Clerc, Anteojito se sumó al boom del tenis y sacó una pareja de tenistas, uno por revista.
El muñeco del varón se me rompió enseguida, no lo disfruté mucho tiempo. Pero el de la nena, hasta el día de hoy perdura. Le falta la pollerita (mera casualidad, por favor no pensar mal) y la raqueta. Es que difícilmente la raqueta se podía conservar, entraba con el sistema de encastre a duras penas en la mano.
En pleno auge de la época dorada de Guillermo Vilas y José Luis Clerc, Anteojito se sumó al boom del tenis y sacó una pareja de tenistas, uno por revista.
El muñeco del varón se me rompió enseguida, no lo disfruté mucho tiempo. Pero el de la nena, hasta el día de hoy perdura. Le falta la pollerita (mera casualidad, por favor no pensar mal) y la raqueta. Es que difícilmente la raqueta se podía conservar, entraba con el sistema de encastre a duras penas en la mano.




También le falta un brazo, pero yo no cambiaría esta muñequita a la que disfruté junto a los demás muñecos miniaturas de la época, por una nueva. Para mí ésta es especial, tiene su encanto y forma parte de la hermosa colección que Don Manuel nos entregaba en la querida y añorada Anteojito. Vaya desde aquí un fuerte saludo a todos aquellos que conservan esos muñecos despintados, quebrados y disfrutados de nuestra querida infancia.
Gus